A luchar por frenar la voz y el puño del mandato opresivo de género
Por: Clase contra Clase
Día de la no violencia A LA MUJER:
Lea la nota completa en:
http://www.clasecontraclase.cl/genero.php o en el Boletín N° 1 de Género y Clase
¿Del hombre o del capital? "Entre las paredes del hogar patriarcal y la sociedad de clases capitalista"
Año tras año en nuestro país como en todo el mundo, son oprimidas sicológicamente, golpeadas o asesinadas millones de mujeres producto de la opresión de género que es parte de los antagonismos de los que se sirve el neoliberalismo y el capitalismo. Mientras el femicidio en nuestro país alcanza en lo corrido del año a 40 casos. El maltrato sufrido día a día que se naturaliza en la habitualidad y el silencio, el que repercute con fuerza en aquellas casas donde el peso de la vida es insostenible, producto de esas precariedades de la vida que obliga a las mujeres a soportar todo tipo de condiciones para adquirir lo necesario para subsistir, por ello la violencia hacia la mujer va en directa relación principalmente con la opresión de género y clase que produce el capitalismo.
Es curioso que el día de la no violencia contra la mujer, el 25 de Noviembre se conmemore el asesinato de tres hermanas, militantes contra la dictadura de su país, que en este día en 1960, fueron encontradas descuartizadas. Entonces ¿por qué se consagra este día sólo para abordar la violencia contra la mujer como una manera aislada de crimen? Esto es así porque el oficialismo busca tapar la relación que existe entre la opresión de la mujer como sexo con la opresión racial y clasista, todas opresiones y piezas de un mismo armatoste, el capitalismo. Y por lo mismo cualquier intento de la mujer de librarse de esta opresión y de las tareas impuestas por el sistema cuando comprende esta relación, es motivo de represión y de desvío por parte del gobierno y el mismo capitalismo.
Los maltratos que son olvidados y mantenidos en el anonimato todo el tiempo, no son contados por el temor a la vergüenza y la represalia, además de ser parte del diario vivir. (...)
El maltrato hacia la mujer, va de maltrato físico intrafamiliar en los hogares al público en la sociedad y en el trabajo, es decir en la vida, maltratos por ser relegadas al uso privado, por cumplir papeles impuestos de madres, hijas y esposas, por ser la materialización en la sociedad de sexo débil, a maltratos psicológicos naturalizados, que van de la mano de bajas salariales con respecto al salario de los hombres, malos tratos (...)
Estos derechos negados obedecen a una opresión de género que es parte de una opresión mayor, la de clases, que proporciona tareas obligatorias y antagónicas que favorecen al capitalismo, como es la de amas de casa con el trabajo doméstico no remunerado, y a la vez trabajadoras para sustentar a la familia, fuerza laboral femenina que en Chile sólo alcanza un 37% (...). Al mismo tiempo que la clase dominante patronal se favorece del derecho de contratar por menos salario a las mujeres sin derechos laborales y bajar el salario a los trabajadores, subcontratar y sobreexplotar mediante la flexibilización laboral o simplemente no contratar para los trabajos de temporadas, trabajos que constituyen los más inseguros y precarios; se favorece también de un modelo de sociedad basado en la violencia, la opresión y la explotación de todo tipo que sustentan estas mismas violaciones, que permite dentro de su gama de abusos a los golpes, las violaciones, los insultos y todo tipo de maltratos.
¿Pero quién es el criminal?
El hombre que golpea o maltrata a su mujer y estos a sus hijos porque la vida es insoportable para ellos, al ser esclavos asalariados del capitalismo, que están obligados a enfrentar de la manera que puedan la precariedad de la vida. O más bien es un sistema criminal, el capitalismo, el que convierte en enemigos a hombres y mujeres con intereses distintos, unos con calidad de vida, propiedad y derechos por acumular y preservar, y otros productores de las riquezas, que venden su vida para producir lo que a costa de ellos acumulan los explotadores. A la vez que crea antagonismos entre sexos, para que el patrón oprima al trabajador y este a su mujer y esta a sus hijos, en proporciones diferentes, como crea otras opresiones como la racial, condición sexual, etc.
Entonces se trata de un modelo de sociedad que obedece al individualismo, al capital y la propiedad privada, que se privilegia de una opresión de género enmarcada en una opresión de clases. Opresión que permite que las mujeres tengan que cumplir con las tareas de uso privado, dificultándoles la vida al querer ingresar al mundo laboral, a los estudios o cualquier tarea de desarrollo personal, al mismo tiempo que por todos los medios de socialización y publicidad se le entrega a la sociedad y a la mujer la ideología patriarcal y conservadora que favorece al capitalismo sobre el rol que debemos cumplir en la sociedad según sus intereses. Por ello la violencia es más compleja que sólo un trastorno aislado, esa violencia es cara de la misma moneda con la que opera la permanencia del más fuerte, la misma violencia que está en manos de los sostenedores de este orden, la fuerza, el arma que permite mantener todo como está para seguir enriqueciendo a los poderosos. (...)
El oficialismo oculta la relación de la opresión de género con el capitalismo
(...) Es parte de la violencia también que una mujer pobre y trabajadora tenga que hacerse un aborto clandestino, que tengan que llegar al hospital por su práctica 30.000 mujeres al año por sus graves complicaciones. Como es violencia que una parte de la humanidad tenga que sufrir la carestía de la vida y explotarse para vivir. (...) Este es sólo un ejemplo de por qué la violencia y opresión de género son parte de una opresión mayor de clases que sustentan al modelo neoliberal de mercado, y que es el que defienden tanto la Concertación como la derecha.
En una realidad en que la violencia es pan de cada día, que es sufrida por todos, pero en distinta magnitud, no se puede estar sólo por luchar y pronunciarse sobre la violencia hacia la mujer como género oprimido sin cuestionar el sistema de opresión de clases, sino que se debe cuestionar necesariamente al capitalismo que se sirve de la violencia para mantener esa opresión, para mantener a unos con privilegios, impunidad en sus delitos y democracia para ricos, mientras otros sufrimos el peso de la ley, el peso de la clase social por parte de los trabajadores, con la explotación y la degradación de la existencia. (...)
Desde otro lado del oficialismo, la ONG "Corporación Humanas", para este día de la no violencia han declarado que para terminar con la violencia de género, sólo hace falta tomar la oportunidad de que se legisle y reforme sobre la ley de Violencia Intrafamiliar -Ley N° 19.325 de 1994-, depositando la confianza en los parlamentarios de los partidos políticos patronales que están muy lejos de legislar a favor sobre una ley que favorezca a la mujer, una ley que aún siendo reformada seguirá normando sobre los derechos de la mujer a la vez que se desconoce que la violencia es el arma que utiliza el capitalismo y no sólo un crimen aislado contra la mujer, un sistema que se basa en la violencia y las opresiones de género, raza, clase. Además de dejar en manos de la (in)justicia la solución de las demandas de las mujeres que sólo favorece a los ricos, ya que si bien la violencia de género constituye un problema de la mayoría de las mujeres, por ejemplo en los casos de aborto las mujeres trabajadoras y pobres no pueden pagar un juicio que de partida no las favorece, según el Foro Red de Salud y Derechos Sexuales y Reproductivos, sólo el 38% de las mujeres condenadas por aborto recibió defensa legal, porque la (in)justicia basada en el derecho burgués transforma a los individuos en iguales frente a éste sólo en abstracto, mientras que en la realidad material los antagonismos e intereses opuestos vienen a diferenciar a los sectores según su rol en la sociedad y no se puede desconocer que el derecho sirve a la clase dominante para mantener en orden junto con aparatos como el Estado estas mismas contradicciones de clase, llegando a su punto más concreto con el capitalismo.
El género nos une, la clase nos divide: Poder reaccionario de mujeres de taco aguja V/S lucha de las trabajadoras por sus derechos
Es por esto, que no podemos dejar en manos del Parlamento burgués la solución de nuestros problemas, si no es por nuestra propia organización que levantemos las demandas obligándolos a legislar con nuestros intereses en una reforma que sólo sea un paso conquistado dentro de la lucha por la liberación de la mujer, liberación que sólo podrá ser conquistada junto a la lucha con los oprimidos y dirección de la clase trabajadora por un estado socialista que libere las opresiones de las que se sirve el capitalismo y la burguesía.
Por ello, sólo la lucha por erradicar las bases de la opresión, las instituciones del capitalismo, será una lucha por la liberación de la mujer de la violencia y las expresiones de su opresión, que obedece a una superestructura de opresión mayor y de antagonismos que favorecen al capitalismo, mediante unos de los medios como es el monopolio de la fuerza y la violencia.
Los derechos de la clase trabajadora y pobre y la lucha por la liberación de estas opresiones, como la de género a la mujer, la de clases a los trabajadores, la de raza a pueblos oprimidos, deben ser conquistados y dadas por las misma clase trabajadora en alianza con los oprimidos, sin dejar la confianza en manos de esta mujer que comparte nuestro género, más no nuestra clase.
María José
Por: Clase contra Clase
Día de la no violencia A LA MUJER:
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¿Del hombre o del capital? "Entre las paredes del hogar patriarcal y la sociedad de clases capitalista"
Año tras año en nuestro país como en todo el mundo, son oprimidas sicológicamente, golpeadas o asesinadas millones de mujeres producto de la opresión de género que es parte de los antagonismos de los que se sirve el neoliberalismo y el capitalismo. Mientras el femicidio en nuestro país alcanza en lo corrido del año a 40 casos. El maltrato sufrido día a día que se naturaliza en la habitualidad y el silencio, el que repercute con fuerza en aquellas casas donde el peso de la vida es insostenible, producto de esas precariedades de la vida que obliga a las mujeres a soportar todo tipo de condiciones para adquirir lo necesario para subsistir, por ello la violencia hacia la mujer va en directa relación principalmente con la opresión de género y clase que produce el capitalismo.
Es curioso que el día de la no violencia contra la mujer, el 25 de Noviembre se conmemore el asesinato de tres hermanas, militantes contra la dictadura de su país, que en este día en 1960, fueron encontradas descuartizadas. Entonces ¿por qué se consagra este día sólo para abordar la violencia contra la mujer como una manera aislada de crimen? Esto es así porque el oficialismo busca tapar la relación que existe entre la opresión de la mujer como sexo con la opresión racial y clasista, todas opresiones y piezas de un mismo armatoste, el capitalismo. Y por lo mismo cualquier intento de la mujer de librarse de esta opresión y de las tareas impuestas por el sistema cuando comprende esta relación, es motivo de represión y de desvío por parte del gobierno y el mismo capitalismo.
Los maltratos que son olvidados y mantenidos en el anonimato todo el tiempo, no son contados por el temor a la vergüenza y la represalia, además de ser parte del diario vivir. (...)
El maltrato hacia la mujer, va de maltrato físico intrafamiliar en los hogares al público en la sociedad y en el trabajo, es decir en la vida, maltratos por ser relegadas al uso privado, por cumplir papeles impuestos de madres, hijas y esposas, por ser la materialización en la sociedad de sexo débil, a maltratos psicológicos naturalizados, que van de la mano de bajas salariales con respecto al salario de los hombres, malos tratos (...)
Estos derechos negados obedecen a una opresión de género que es parte de una opresión mayor, la de clases, que proporciona tareas obligatorias y antagónicas que favorecen al capitalismo, como es la de amas de casa con el trabajo doméstico no remunerado, y a la vez trabajadoras para sustentar a la familia, fuerza laboral femenina que en Chile sólo alcanza un 37% (...). Al mismo tiempo que la clase dominante patronal se favorece del derecho de contratar por menos salario a las mujeres sin derechos laborales y bajar el salario a los trabajadores, subcontratar y sobreexplotar mediante la flexibilización laboral o simplemente no contratar para los trabajos de temporadas, trabajos que constituyen los más inseguros y precarios; se favorece también de un modelo de sociedad basado en la violencia, la opresión y la explotación de todo tipo que sustentan estas mismas violaciones, que permite dentro de su gama de abusos a los golpes, las violaciones, los insultos y todo tipo de maltratos.
¿Pero quién es el criminal?
El hombre que golpea o maltrata a su mujer y estos a sus hijos porque la vida es insoportable para ellos, al ser esclavos asalariados del capitalismo, que están obligados a enfrentar de la manera que puedan la precariedad de la vida. O más bien es un sistema criminal, el capitalismo, el que convierte en enemigos a hombres y mujeres con intereses distintos, unos con calidad de vida, propiedad y derechos por acumular y preservar, y otros productores de las riquezas, que venden su vida para producir lo que a costa de ellos acumulan los explotadores. A la vez que crea antagonismos entre sexos, para que el patrón oprima al trabajador y este a su mujer y esta a sus hijos, en proporciones diferentes, como crea otras opresiones como la racial, condición sexual, etc.
Entonces se trata de un modelo de sociedad que obedece al individualismo, al capital y la propiedad privada, que se privilegia de una opresión de género enmarcada en una opresión de clases. Opresión que permite que las mujeres tengan que cumplir con las tareas de uso privado, dificultándoles la vida al querer ingresar al mundo laboral, a los estudios o cualquier tarea de desarrollo personal, al mismo tiempo que por todos los medios de socialización y publicidad se le entrega a la sociedad y a la mujer la ideología patriarcal y conservadora que favorece al capitalismo sobre el rol que debemos cumplir en la sociedad según sus intereses. Por ello la violencia es más compleja que sólo un trastorno aislado, esa violencia es cara de la misma moneda con la que opera la permanencia del más fuerte, la misma violencia que está en manos de los sostenedores de este orden, la fuerza, el arma que permite mantener todo como está para seguir enriqueciendo a los poderosos. (...)
El oficialismo oculta la relación de la opresión de género con el capitalismo
(...) Es parte de la violencia también que una mujer pobre y trabajadora tenga que hacerse un aborto clandestino, que tengan que llegar al hospital por su práctica 30.000 mujeres al año por sus graves complicaciones. Como es violencia que una parte de la humanidad tenga que sufrir la carestía de la vida y explotarse para vivir. (...) Este es sólo un ejemplo de por qué la violencia y opresión de género son parte de una opresión mayor de clases que sustentan al modelo neoliberal de mercado, y que es el que defienden tanto la Concertación como la derecha.
En una realidad en que la violencia es pan de cada día, que es sufrida por todos, pero en distinta magnitud, no se puede estar sólo por luchar y pronunciarse sobre la violencia hacia la mujer como género oprimido sin cuestionar el sistema de opresión de clases, sino que se debe cuestionar necesariamente al capitalismo que se sirve de la violencia para mantener esa opresión, para mantener a unos con privilegios, impunidad en sus delitos y democracia para ricos, mientras otros sufrimos el peso de la ley, el peso de la clase social por parte de los trabajadores, con la explotación y la degradación de la existencia. (...)
Desde otro lado del oficialismo, la ONG "Corporación Humanas", para este día de la no violencia han declarado que para terminar con la violencia de género, sólo hace falta tomar la oportunidad de que se legisle y reforme sobre la ley de Violencia Intrafamiliar -Ley N° 19.325 de 1994-, depositando la confianza en los parlamentarios de los partidos políticos patronales que están muy lejos de legislar a favor sobre una ley que favorezca a la mujer, una ley que aún siendo reformada seguirá normando sobre los derechos de la mujer a la vez que se desconoce que la violencia es el arma que utiliza el capitalismo y no sólo un crimen aislado contra la mujer, un sistema que se basa en la violencia y las opresiones de género, raza, clase. Además de dejar en manos de la (in)justicia la solución de las demandas de las mujeres que sólo favorece a los ricos, ya que si bien la violencia de género constituye un problema de la mayoría de las mujeres, por ejemplo en los casos de aborto las mujeres trabajadoras y pobres no pueden pagar un juicio que de partida no las favorece, según el Foro Red de Salud y Derechos Sexuales y Reproductivos, sólo el 38% de las mujeres condenadas por aborto recibió defensa legal, porque la (in)justicia basada en el derecho burgués transforma a los individuos en iguales frente a éste sólo en abstracto, mientras que en la realidad material los antagonismos e intereses opuestos vienen a diferenciar a los sectores según su rol en la sociedad y no se puede desconocer que el derecho sirve a la clase dominante para mantener en orden junto con aparatos como el Estado estas mismas contradicciones de clase, llegando a su punto más concreto con el capitalismo.
El género nos une, la clase nos divide: Poder reaccionario de mujeres de taco aguja V/S lucha de las trabajadoras por sus derechos
Es por esto, que no podemos dejar en manos del Parlamento burgués la solución de nuestros problemas, si no es por nuestra propia organización que levantemos las demandas obligándolos a legislar con nuestros intereses en una reforma que sólo sea un paso conquistado dentro de la lucha por la liberación de la mujer, liberación que sólo podrá ser conquistada junto a la lucha con los oprimidos y dirección de la clase trabajadora por un estado socialista que libere las opresiones de las que se sirve el capitalismo y la burguesía.
Por ello, sólo la lucha por erradicar las bases de la opresión, las instituciones del capitalismo, será una lucha por la liberación de la mujer de la violencia y las expresiones de su opresión, que obedece a una superestructura de opresión mayor y de antagonismos que favorecen al capitalismo, mediante unos de los medios como es el monopolio de la fuerza y la violencia.
Los derechos de la clase trabajadora y pobre y la lucha por la liberación de estas opresiones, como la de género a la mujer, la de clases a los trabajadores, la de raza a pueblos oprimidos, deben ser conquistados y dadas por las misma clase trabajadora en alianza con los oprimidos, sin dejar la confianza en manos de esta mujer que comparte nuestro género, más no nuestra clase.
María José