Entrevista a la dirigenta mapuche Ana Ñanculeo Caniumil
Ana Ñanculeo Caniumil: “No necesitamos institución, tenemos comunidad"
Escrito por Victoria Morales Aldunate/ Fotos: desobedienciainformativa@yahoo.es
Tomado de http://www.feministastramando.cl/index.php?option=com_content&task=view&id=921&Itemid=1
La dirigenta Ana Ñanculeo
En momentos en que la líder mapuche Patricia Troncoso Robles se encuentra en una huelga de hambre que lleva casi 90 días en pleno gobierno Concertacionista, conversamos con otra líder, Ana, quien además es feminista y pertenece a la comunidad Calbul Llanquihuen, camino a Chol Chol (1).
“Yo prefiero la comunidad, resolvemos bien entre nosotros. No quiero ser candidata a consejera, cuando me lo propusieron, les dije: ¡Jamás me dejé manejar ni siquiera por mi padre y ¿creen que voy a aceptar ser utilizada por una maquinaria así? ¡Están locos, ni institución, ni partido político! ¡Nada!”, señala Ana.
Esta líder participó en algún tiempo en el Consejo de Todas las Tierras, pero actualmente afirma ser “sólo de comunidad”. Agradece lo que aprendió en esa organización: “mi historia, mis derechos, los tratados internacionales que hay que saber que existen… pero estoy mucho mejor en comunidad, esto es lo mío”. Y agrega Ana “Necesito vivir en comunidad, quiero que la gente esté cerca de mí y quiero estar cerca de la gente. No quiero que venga la CONADI (Corporación nacional de Desarrollo Indígena) y los jueces, a resolver nuestros problemas, nosotros los resolvemos solos. No somos perfectos los mapuche, pero tenemos nuestra forma de ver la vida y eso es lo que queremos”.
ÑANCULEO: SE FUE Y NUNCA VOLVIÓ
Su primer apellido es Ñanculeo y significa “se fue y no volvió”. Eso porque el abuelo de Ana, justamente “se fue y nunca volvió”. Entonces la abuela lo explicaba diciendo: “¿Mi marido? ¡ñanculeo!”. Y así se quedó con esa explicación como apellido, cuenta Ana, quien también se ha ido más de una vez, pero, en su caso, de los dominios de otros. Escapó en la adolescencia del control de su padre, luego abandonó a un marido, más tarde expulsó a un winca de su vida.
También dejó Santiago y la explotación del servicio doméstico, y un día decidió no tener más hijos. Ana se ha dado algunos permisos que, en la mayoría de los pueblos, se dan sólo los hombres. Eso sí, nunca renegó de sus orígenes. Y actualmente es una de las líderes de la comunidad Calbul Llanquihuen, que en sus inicios tuvo 119 hectáreas y hoy sólo cuenta con tres, gracias a una en una ocupación que el estado define como “ilegal”, pero los mapuche entienden como legítima. Ana relata como su comunidad, al igual que las demás, han sufrido cotidianamente la represión policial y el hostigamiento del gobierno, acciones que califica de racistas.
¿Crees que la represión policial además de racista es machista?“
¡Claro que sí! A mí me han pegado, tironeado el pelo por defender a hombres mapuche. Me han dicho india puta malparida, india caliente (son los de la 2ª comisaría de Temuco)… Y yo les he dicho que aceptaría sus acusaciones si demuestran que conocen mi cultura. A mí nadie me llama puta en mi comunidad, a ninguna nos llaman así, ni con varios hombres y varios hijos a través de nuestra vida amorosa, no surge esa idea entre nosotros, tenemos otros defectos los mapuche, pero no ese del desprecio por las mujeres…”
Crees que es específico el desprecio racista hacia las mujeres, entonces…
“Así es. El amedrentamiento particular es con la maternidad: ¡Te voy a matar a tus hijos, te voy a matar a tus wachos (2), india puta! gritan. Y también odian mucho que tengamos creencias distintas: ¡Ustedes son brujas, son todas unas ateas, dicen. Porque no entienden nada de nuestra cultura, y nos juzgan por no ser católicos, tanto a hombres como a mujeres. Estos carabineros -¿cuántos mapuche, hay entre ellos?...- son unos desclasados, traidores a sus raíces, se dejan mandar por los gobiernos para reprimir a los que alguna vez fueron sus hermanos…”
¿Para ellos son wachos los hijos e hijas de las mapuche?
“Sí, ellos tienen esa lógica, nosotros no. Yo dejé a una de mis hijas con mi suegra y ella la crío, lo creí mejor para mi hija y para mí y no me siento culpable porque para nosotros no hay wachos. Ni mi suegra ni mi hija me han culpado y me quieren como yo a ellas. Mi suegra es la mamá de mi hija y yo también soy su mamá, otra mamá, una segunda madre, distinta. Para mi suegra fue bueno, para mi hija fue bueno y para mí también. Entre nosotros es la comunidad la que acoge a los niños y a las niñas si la madre biológica es muy joven o tiene que irse. A nosotros no nos hace falta SENAME (Servicio Nacional de menores) porque si el niño nace, entonces siempre va a tener quién lo críe y lo quiera. Para nosotros es bueno que existan niños y niñas mapuche. A los chilenos, las instituciones les sacan la culpa, es otra manera de ver las cosas”.
EL ESTADO CHILENO DA MÁS PODER AL HOMBRE SOBRE LA MUJER
Ana tiene ocho hijos, cuatro mujeres y cuatro hombres, y dice que son los que quiso, incluso alguna vez se planteó tener diez porque le parecía una manera de no desaparecer como mapuche. Sin embargo, cuando le nacieron gemelos, ya no quiso más y decidió esterilizarse…
¿Qué pasó, aceptaron esterilizarte en la Salud Pública?“Me obligaron a pedirle permiso a mi marido (3). ¡Me dio tanta rabia!... porque le dieron a él poder sobre mí. Un poder que yo no le quería dar, un poder que tenía que ser mío, sólo mío y que ninguna costumbre mapuche me arrebata. Sin embargo como estamos en Chile, él, lo aprovechó y me dijo: bueno, firmo, pero si yo quiero otro hijo, me buscaré a otra mujer que pueda parirlo… Me hirió eso, y él pudo hacerlo con la complicidad de las instituciones de los chilenos...”
Es decir, también hay machismo entre los mapuche…“Sí, claro, yo sé, no miento, no idealizo. Muchas veces, las mujeres, somos la parte no contable. Un día descubrí que ellos deciden, que los hombres no cuentan a las mujeres en la decisión del casamiento por ejemplo. Conversando con los mayores, yo les pregunté por qué a una le destinan un marido, dijeron que para conservar nuestros orígenes, para no arriesgarnos a que las mujeres se vayan con un no mapuche… entonces pensé que eso es bueno en general, pero malo para las mujeres…”
¿Y qué hiciste, entonces?
“Me rebelé. Yo soñaba un matrimonio diferente al de mi madre. Yo soy feminista, en parte porque mi padre fue muy violento con mi madre, entonces yo fui rebelde porque creo que eso no es justo… Bueno, también soy feminista porque creo en la libertad, entonces me negué a aceptar al que me tenían destinado y busqué a otro, también mapuche, pero no el que mi padre quería. Yo arreglé todo y fui robada… robada, es una forma de decir porque, en realidad, fue con mi consentimiento. Aunque yo era una niña solamente, hice lo que pude para no aceptar imposiciones.”
¿Y te hiciste “esposa”?
“No. En realidad, no. Yo jugaba todo el día con mis primas y con niños que había por ahí, nunca cocinaba ni hacía aseo, se me pasaba el día, entretenida y cuando llegaba mi marido no había nada para él, me olvidaba de él aunque me gustaba, pero no quería ser una esposa. Él, aunque era mayor que yo, no me exigía nada y bueno, por eso lo había elegido yo, porque sabía que él no iba a ser cruel. Pero un día quedé embarazada y ahí lo dejé…”
¿Por qué?...
“Porque estar embarazada era encarcelarme, no quería quedarme atrapada en esa vida para siempre. ¡Me daba tanto miedo! Cuando vivía con él, en las tardes me venía una gran pena porque esa no era la vida que quería. Entonces, me fui llorando de vuelta a la casa de mi padre y mi madre… llorando como si alguien se hubiera muerto y le dije a mi papá: ¡Yo quería salir de la casa porque me tenías presa y ahora, mira, estoy más presa que antes! Mi padre con mi madre me ayudaron para que escapara a Santiago. Mi marido me fue a buscar, pero no me encontró nunca. El día en que nació mi hijo, le miré los tremendos ojos que tenía y aunque el embarazo había sido una cárcel, él, ya nacido, no lo era, lo quise mucho. Después me puse a vivir con un winquita, pero no le trabajaba un día a nadie y yo no estaba para mantener hombres, así es que lo mandé a cambiar y me busqué un mapuche de mi familia”.
¿Te entendían los hombres?
“No sé… mira, para el mapuche, mujer es igual a riqueza. Cuando los mapuche estaban perdiendo la guerra hicieron alianzas con los colonizadores y decidieron cosas para las mujeres en complicidad con los wincas… Pero, entiendan o no, ahora las mujeres estamos recuperando la historia nuestra y el lugar que les pertenece a nuestras hijas. Los hombres mapuche también deben aprender, y pueden hacerlo porque son inteligentes, sólo que muchos viven llenos de impotencia, toman, se ponen cobardes y les pegan a las mujeres, después se tiran al suelo, pide perdón…”
¿Y en qué son distintos?
“Las comunidades y la cultura ancestral nuestra es la distinta. No se nos culpabiliza a las mujeres como provocadoras. El mapuche no dice cosas como que las mujeres hacemos pecar a los hombres, y si alguno lo dice es que ya se dejó colonizar, se dejó invadir totalmente por la cultura winca, porque esas son cosas de winca… Yo he tenido varios hombres en mi vida, también hijos e hijas, y nunca he sido estigmatizada o juzgada por esa razón en la comunidad”.
CHILENOS: REPRESORES E IGNORANTES
Para Ana, “el winca siempre ha sido astuto. Traiciona al mapuche, lo utiliza y luego lo bota. La señora Michelle Bachelet por ejemplo, anda con unos mapuche vergonzosos, unos galapanes (4) de Estado, pero luego deja que nos repriman”…Y no es todo. Los chilenos, según esta líder, tampoco son muy sensibles: “No se dan ni cuenta que la madre tierra está enferma terminal y que si no estamos unidos, morirá. ¿Qué se necesita? ¿Un gran remezón de la tierra para que despierten?”... Cuenta que en las comunidades, hombres y mujeres conversan de todo esto y mucho más, sentados alrededor del fuego por las noches, que eso les entretiene mucho y les ayuda a decidir y reflexionar sobre sí mismos. Y es que, “tenemos la dicha enorme de no ver TV, porque la tevé es la gran continuación de la invasión y de la colonización. Sin tevé la tranquilidad es enriquecedora, es una tranquilidad que te conecta con la tierra”.
¿Sabemos poco los chilenos de los mapuche?
“Nada. Están ignorantes. Especialmente los represores, ellos son los que menos saben. Nosotros por ejemplo solemos llevar un coligüe en la mano, y los carabineros nos acusan de llevar un arma. ¡No es arma, es una macana! Antes se usaba para matar los animales que íbamos a comer, porque jamás nosotros hemos matado por gusto ni industrialmente a los animales, sino sólo con el fin de alimentarnos. Pero esta macana que hace sufrir al animal para matarlo, ya no la usamos, porque ahora no es necesario hacer sufrir al animalito, hay otras maneras. Ahora la macana es algo tradicional. Muchos lonkos la usan como una protección ante los malos espíritus”.
¿Y las mujeres?
“Nosotras también, en nuestro rol de ñamcan. Los ñancam son dos mujeres y dos hombres, protectores de la machi, tanto las mujeres como los hombres cuando la machi está en trance, usamos la macana para protegerla porque cuando está en trance, su espíritu anda en las alturas hablando con Chao Nguenechen (5) que le advierte sobre lo bueno y lo malo, entonces es sólo su cuerpo el que está acá abajo y necesita ser cuidado. También portamos la macana cuando hacemos el Guillatún en el que pedimos lo mejor para la comunidad, o cuando hacemos un Machitún para sanar a un enfermo o enferma”.
INVASIÓN, MATONAJE, FRAUDES SEMILEGALES
Es cosa de todos los días, dice Ana, esto del matonaje, la violencia, la agresión racista contra sus comunidades. El 19 de noviembre, por ejemplo, gente de la comunidad de Ana Ñanculeo, había ido a ofrecer un Rehue (6) a otra comunidad hermana, la de Juan Cea Trecalaf. Se encontraban en los preparativos cuando “llegaron unos matones que comenzaron a gritar ofensas. Nos decían: ¡indios de mierda, pa’ que ayudan a ese viejo comunista!, y Flores, se paseaba por ahí escuchando todo de manos en los bolsillos”…
Y ¿quién es Flores?
“Flores es un corredor de propiedades de la zona, que vende parcelas de esas tierras y que trabaja para la familia Vera, que fue la que usurpó esas tierras. Antes esta familia en realidad se llamaba “Mera”, pero se cambió el apellido, quizás porque pensaba que así dejaría atrás su historia de sangre, tortura y violación contra la gente de la tierra…”
¿Qué tierras y de qué manera las usurparon los Vera-Mera?…
“Usurparon las tierras que rodean el puente Ripén, camino a Villarrica (cien hectáreas) justo donde se junta el Ripén con el Toltém. Esa familia y sus matones, hace 40 años, agarraban a los mapuche, los amarraban y los tiraban al río, vivos, pero antes los arrastraban con caballos y les echaban sal en el cuerpo, en la carne viva y destrozada… De los Trecalaf, que eran los que vivían en esas tierras, hoy sólo queda uno que tiene más de 80 años. El nos contó que a los 16 años se unió al ejército chileno, que traicionó a su comunidad de puro miedo al chileno, que a su familia la mataron toda, que su abuela fue violada y asesinada por un Mera…”
¿Qué significa winca, Ana?
“Bueno, tiene varios significados, para mí es alguien traído desde afuera, para otros es un ladrón, y también a veces un violador y un asesino…”
¿Qué pasa finalmente con Juan Cea Trecalaf?
“Bueno, él se arrepiente mucho de lo que hizo de niño… Nos dice que quiere antes de morir, que las tierras sean de la gente no de los usurpadores, él ya no la necesita, no tiene hijos, su mujer también es de mucha edad. Entonces, el hermano Trecalaf sacó posesión efectiva y copia de dominio vigente de esas tierras, a su nombre y se las entregaron, pero por otro lado, los Vera también tienen escritura…. Ahí hay algo muy turbio… Aquí no sólo está la culpa del usurpador, sino también de las autoridades. Pero la turbiedad sigue porque Trecalaf ganó un juicio en Pitrufquen. Le había pagado 300 mil pesos al abogado para hacer la demanda contra los Vera, pero resulta que los Vera apelaron, y ahí se descubrió que el mismo abogado que había cobrado los 300 mil, también trabajaba para el Ministerio Público y era el defensor de los Vera… “
Ana señala que en general los juicios están arreglados, y no sólo los juicios a gran escala como los que caben dentro de la llamada ley antiterrorista -que comenzó con Lagos de presidente (7)- sino también aquellos juicios más triviales. Denuncia también esta líder que Carabineros jamás llega a defender a los mapuche de los agresores, así los llamen un millón de veces, y que cuando llegan, aluden a diversos resquicios legales por los cuales no pueden actuar en contra de los ofensores. Y pone el ejemplo de los carabineros de Freire que cuado los enviados de Flores y los Vera-Mera amenazaban a Ana y a Juan Cea Trecalaf, llegaron cinco horas más tarde de la llamada. “Los matones disparaban escopetazos al aire y los carabineros veían todo pero dijeron que no se podía hacer nada porque no tenían orden”, explica Ana.
El mismo día que sostuvimos esta conversación, a fines de noviembre, Ana venía de la comunidad Trecalaf donde nuevamente habían sufrido hostigamientos: “Llegaron ocho muchachos a cortar árboles, hablaban como hablan en la ciudad. Nosotros fuimos a conversar con ellos, que no cortaran los árboles, les dijimos, pero nos amenazaron con machetes y cuchillos. Siempre dicen que los mapuche somos los violentos, pero resulta que Flores les había pedido que cortaran más árboles y les había dicho que los indios no iban a molestar... Yo les pregunté ¿No les parece raro un trabajo en el que tienen que andar armados?”.
Ana suele preguntar lo justo, al menos en nuestra larga conversación así lo evidenció: “¿Cuándo los mapuche hemos ido a un país extranjero a matar a su gente?” nos pregunta, y sigue luchando por las tierras que antes pertenecieron a los suyos.
Referencias
1. En esta comunidad, una Constructora llamada Villa San Marcos, ha hecho de las suyas. Desde el 2004 envía periódicamente Carabineros armados a allanar a cualquier hora, sin ningún miramiento con niños y niñas. Está comunidad igualmente desde ese año, que realiza un proceso de recuperación de tierras, amparados en el título de merced 536 que comprendía hasta 1863, 119 hectárea divididas en 24 hijuelas (parcelas). Su objetivo primordial ha sido rearticular la vida en comunidad de las 65 familias que la componen.
2. En «La Injuria de Palabra en Santiago de Chile, 1672-1822» (Coloquio disponible en: http://nuevomundo.revues.org/document240.html), de María Eugenia Albornoz Vásquez, Licenciada en Historia, plantea que aunque algunas palabras en el lenguaje chileno, “aluden a una relación inter-géneros, sólo las mujeres son las destinatarias de este tipo de injuria”… “Parece importante vincular a esta moralidad sexual de la mujer los insultos que aluden al origen “no legítimo” de una persona, aquellos que hablan de una concepción prohibida, sucedida durante una unión sexual fuera del matrimonio, acto que se vincula siempre a la errada conducta sexual de la madre: no supo escoger para engendrar descendencia. Para el caso de Chile, la palabra utilizada es huacho (wacho).
3. En Chile, legalmente, las mujeres ya no deben solicitar “permiso” marital para estilizarse, sin embargo, muchos trabajadores/as de la salud pública, insisten en exigir ese “permiso” a las mujeres que piden ser esterilizadas.
4. Galapanes: burócratas en mapudungun, idioma mapuche.
5. Chao Nguenechem: dios de l@s mapuche
6. Altar sagrado hecho de un árbol.
7. El informe de 60 páginas titulado: "Proceso Indebido: Juicios Antiterroristas, Tribunales Militares y los Mapuche en el Sur de Chile", muestra cómo los mapuche acusados de terrorismo se enfrentan a juicios desiguales por delitos que no constituyen un peligro directo para la vida, la libertad ni la integridad física. La aplicación de procedimientos excepcionales establecidos en la ley antiterrorista para confrontar casos de violencia extrema es totalmente injustificado si se trata de juzgar delitos—mayoritariamente contra la propiedad—de los se acusa a los mapuche. "La ley antiterrorista es inaplicable a estas conductas delictivas y además viola las obligaciones jurídicas de Chile de garantizar el respeto al legítimo derecho de todos, incluidos los mapuche, al debido proceso", señaló José Miguel Vivanco, Director Ejecutivo de la División de las Américas de Human Rights Watch. "Como si fuera poco, cuando los mapuche comparecen ante los tribunales militares, ya sean en calidad de acusados de delitos o víctimas de abuso, se enfrentan a una verdadera denegación de justicia". La ley con la cual están siendo juzgados los/as mapuche fue dictada por el dictador Pinochet en 1984 para enfrentar la resistencia contra su régimen, y fue aplicada contra l@s mapuche en el Gobierno de Ricardo Lagos Escobar.
Otros sitios, entre muchos, que publicaron la entrevista:
http://zapateando2.wordpress.com/2008/01/12/chile-entrevista-con-ana-nanculeo-caniumil/
http://www.mapuexpress.net/?act=publications&id=1055
http://www.deigualaigual.net/entrevistas/entrevista-ana-nanculeo-caniumil-vam-2.html
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